martes, 21 de diciembre de 2010

La reina de los mares

En un pequeño pueblo marino, una preciosa sirena vivía en una pequeña casita de corales.

La pobre sirena siempre tenía una sonrisa en la boca, pero por dentro se sentía muy triste y muy vacía. Sus padres la adoraban y tenía todo el cariño que necesitaba, pero ella se ahogaba. Necesitaba espacio, aunque no tenía el valor suficiente para abrir la preciosa puerta de su pequeño hogar y conocer el mundo que le rodeaba, empezando por su pueblo, sus habitantes y magia; posteriormente continuaría adentrándose más allá. Sus padres se lo tenían sumamente prohibido, tan acostumbrada estaba al no que ahora, de mayor, ni siquiera intentaba huir.

Hasta que un día... el caos llegó al pueblo, todo el mundo estaba alterado. Mientras la sirena veía como la gente huía de sus casas, ella estaba ahí, encerrada sin saber qué hacer. Cuando, de repente, vio desde la ventana que un arpón atravesaba el abdomen de su padre. ¿Qué era todo aquello? Se apartó de la ventana violentamente y se agazapó al lado de su cama. Todavía estaba en shock cuando se abrió la puerta de su habitación, era su madre, quien le dijo:

-Todos estos años hemos hecho mal protegiéndote y ocultándote del mundo. Sabíamos que si te escondíamos ellos vendrían a por ti. Huye, aprende, lucha, crece, vuélvete poderosa y en ese momento haz valer lo que es tuyo. Llevas años de retraso, pero ésa es tu naturaleza. No te dejes vencer por ellos ni por nadie, vive tu vida y se libre porque tú, y solamente tú, eres la Reina de los mares.

Y eso es lo que hizo. Huyó y nadie supo nada más de ella, hasta que volvió para hacer cumplir su destino: vivir en libertad reinando por encima del mundo.